10

Nov

2021

Artículo de opinión

¿Hay vida después del trabajo?

El trabajo debe ocupar el lugar importante que le corresponde en nuestras vidas; pero, no nos debe fagocitar toda la vida ni nublar el camino hacia el proyecto más grande e importante que debemos desarrollar: uno mismo.

Por Tania Guimac. 10 noviembre, 2021. Publicado en El Tiempo, el 10 de noviembre de 2021.

Las personas, a lo largo de la vida, asumimos diversos roles: somos padres, hermanos, hijos, jefes, subordinados, amigos, deportistas, profesores… En el trabajo, desempeñamos un rol y, sea cual sea, también este corresponde a una parte (y no a la totalidad) de lo que somos.

Nuestro trabajo representa una parte importante de la vida. Nos sirve para valernos por nosotros mismos, demostrar nuestras habilidades; y, también, para para cubrir necesidades básicas, pagar las cuentas, sostener a la familia, contribuir con la sociedad que nos acoge, cumplir con los objetivos y realizar los propios sueños.

En muchas ocasiones, el empleo brinda un alto nivel de satisfacción, nos hace sentir exitosos, útiles, responsables, valida nuestras capacidades y nos motiva a ser mejores. Y, por sobre todos esos grandes beneficios que nos proporciona, no hay que perder de vista que ser trabajador es solo una parte de la propia vida, solo un rol de los otros múltiples que asumimos.

El trabajo debe ocupar el lugar importante que le corresponde en nuestras vidas; pero, no nos debe fagocitar toda la vida ni nublar el camino hacia el proyecto más grande e importante que debemos desarrollar: uno mismo. Somos el gran centro generador de energía que alimenta todos los demás roles asumidos.

En el momento en que decidamos dar a cada rol su lugar, veremos que empezarán a quedar espacios libres en el rompecabezas de nuestra vida, y que nuevas piezas (o algunas viejas que descartamos por falta de espacio) podrán encajar a la perfección.

Si trabajamos siempre, si nuestra vida está dictada por las exigencias de la labor profesional o productiva, ¿en qué momento vemos y compartimos con la familia?, ¿en qué momento nos reunimos con los amigos?, ¿en qué momento estudiaremos eso que siempre quisimos aprender o cuándo podremos retomar el pasatiempo que más disfrutamos?

Lo cierto es que podríamos perder el trabajo y, con mucho o poco esfuerzo, conseguir otro más o menos rentable; y, la empresa podría reemplazarnos… Pero, en el tiempo que no dedicamos a los seres queridos, ¿quiénes nos reemplazan?

Cada quien elige el criterio más relevante para destinar el tiempo y la energía a tales o cuales roles. Este artículo solo es un recordatorio de cuáles son los espacios importantes. Decidamos, porque podemos, organizar nuestras actividades y asumir los roles que le corresponden a cada momento, ¿o dejaremos que alguien más decida por nosotros?

Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.

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